*Los datos utilizados en esta blog, pueden encontrarse en este repositorio abierto. Se aceptan comentarios, mejoras, otros.
La evidencia nos ha sugerido una tendencia bastante simpática: que el extremismo ideológico, sea de izquierda o derecha, es un buen predictor de credulidad en teorías de la conspiración.
Con esto no es mi intención reforzar tonteras como la teoría de la herradura y un falso centrismo, no se trata de eso, en última instancia, los razonamientos conspiranoides de cada sector, pueden presentar diferentes trayectorias muchas veces incomparables, para llegar de hecho, a conclusiones que tampoco son similares, o más bien, solo lo son desde un privilegio epistémico autoconferido por el observador, lo que llamo "wokeismo" (esto es, acepto la hipótesis de que hay una asociación entre extremismo ideológico y creencia en conspiraciones, pero rechazo o dudo mucho del mecanismo cognitivo que inventan los psicólogos para explicarlo).
Ahora bien, debemos precisar qué es una "teoría conspirativa". Definir conceptos, nunca es tarea fácil, pero las vamos a entender en efecto como teorías, esto es, como un cuerpo de ideas, que con base a ciertos supuestos, establecen una relación causal entre elementos de la "realidad".
Pero ¿Qué es lo que les da una connotación negativa? O más bien ¿Qué las diferencia de las teorías científicas? A lo menos yo, identifico 3 características (no cito a nadie, porque son ideas mías, que luego podemos discutir):
- Los supuestos y mecanismos hipotéticos desde la mirada del "creyente", no se asumen como tales, sino como hechos, libres de la presión de corroboración empírica.
- Para que haya "conspiración", supone que tras la causa del fenómeno "estudiado", siempre hay un agente o actor, sea individual o colectivo (de carácter homogéneo) con un propósito, y éste actor motiva o es la principal variable explicativa: los marcianos, George Soros, la dictadura gay, el 1% más rico, etc.
- La relación expresada es de carácter determinista, no hay "dependes", no hay matices, no hay peros, la historia establecida por la "teoría" siempre se cumple al pie de la letra en la realidad.
Lo interesante de esto, es que en tanto "teoría", las conspiraciones, son posibles de ser volcadas a una aproximación científica, eso sí, sus supuestos a veces resultan demasiado problemáticos o virtualmente inaccesibles por algún método, aunque existen estrategias para aproximarse a testearlas, lo que conversaré más adelante.
Por otra parte, si nos abstraemos de esta definición de teoría conspirativa, podemos formalizarla en un "modelo genérico del poder", el cual asume una relación lineal como la expresada en la siguiente figura:
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Modelo genérico del poder |
Así el modelo tiene un alcance epistemológico, político y de ingeniería social. El primero cae presa de su propia contradicción: si el conocimiento es en si producto de la conspiración, simplemente no podemos tener acceso a ningún tipo de conocimiento, por cuanto siempre podemos acusar que los supuestos del enunciado del adversario, son el resultado de las motivaciones del actor que se asigne como variable explicativa (eg. "tal como muestra A, el hallazgo del científico C, es por el financiamiento de la corporación B", pero ¿y qué pasa si, como dice X, los hallazgos de A son resultado del financiamiento de otro actor Y? etc, nótese que esto puede llevar a una regresión al infinito).
Si eres de derecha, en los poderosos pondrás a una secta judeo-masónica global que domina la ONU, y hace ingeniería social, metiéndonos microchips en vacunas, o los castrochavistas que usan organismos internacionales varios, para infiltrar guerrillas urbanas, etc, etc.
Con este sencillo teorema puedes armarte la teoría que quieras, a gusto de la ideología del consumidor, ridiculizando la teoría adversaria, pese a que el nivel de ridiculez de la construcción de la teoría propia es equivalente.
>Wait, wait ¿Pero esto no está negando la lucha de clases?
He aquí la trampa, para mí, así como para Marx, la "lucha de clases" no es una construcción asumida a priori, sino una revelación producto del análisis sistemático de la historia, una hipótesis si se quiere, que puede o no ser real. Esto me lleva a tomar este modelo genérico de poder, y traducirlo a un programa de investigación científica, donde los supuestos e hipótesis en vez de asumirse, se convierten en preguntas de investigación, y cuando se usan para sacar información de la realidad, el modelo genérico se ve modificado de manera importante.
Pero antes partamos conversando un poco del poder.
El Poder
Este tema es gigante, y no es mi interés discutirlo en extenso, pero un breve resumen es el framing entre una tradición donde el poder se tiene (capacidad de), que tiene que ver con como se conforma, determina y limita el poder, esto por ejemplo, en la consecución de cierta acción (tengo el poder de despedirte, tengo el poder de disuadirte, tengo el poder de votar, etc), versus una donde el poder se ejerce (poder sobre), que es la noción más intuitiva del poder, en que un actor impone sus propios intereses en un otro (más detalles de esta discusión acá). Entonces se podría argumentar "bueno para poder ejercer el poder, tengo que tenerlo primero", y si, así se va jugando con los conceptos.Me voy a enfocar más en esta segunda definición ya clásica de poder, inspirada en Max Weber y formalizada posteriormente por Sydney Verba y Robert Dahl (no tengo claridad quien la formalizó primero, imagino que Dahl), quienes lo definen como:
- La capacidad que tiene un actor A, de hacer que un actor B haga algo que por si solo no hubiera hecho.
Como ven, toma un poco de ambos elementos del poder, así que es una buena operacionalización, que además se asemeja al modelo genérico de poder, por lo que el "sentido común", no parece en general distanciado del académico, o viceversa.
Aquí por cierto, pueden entrar más dimensiones, por ejemplo Theodore Caplow argumenta que el poder siempre se da entre 3 actores rankeados de mayor a menor poder, donde la dinámica es una de coaliciones en que 2 de esos 3, se asocian contra el tercero; por otra parte, tenemos toda la literatura en torno a la hegemonía cultural, sobre como la influencia en los medios de comunicación, el marketing o en la educación, transmiten o reproducen cierto modelo ideológico, etc.
Pero en el fondo siempre se trata de esta relación asimétrica en que existe un poderoso y un subordinado. Ahora, es preciso notar 2 cosas, primero que esta definición no explicita un mecanismo, esto es central y la primera parte de desarmar el modelo genérico del poder para reemplazarlo por uno científico: El hecho de que se observen relaciones asimétricas, es resultado de algún mecanismo el cual es susceptible de ser estudiado empíricamente, y no asumido.
Segundo, la definición tampoco tiene una relación explícita sobre "qué" poder o asimetría se está hablando: ¿Asimetría de fuerza física? ¿De inteligencia (lo que sea que eso signifique)? ¿Económica? etc. Así el poderoso no es necesariamente el rico, el político, el más educado, el jefe, etc, sino que es un actor abstracto, cuyo contenido proviene de la relación social asimétrica que se vaya a estudiar. Son estos elementos los que dotan de contenido al actor A, B, y la capacidad en la definición dada.
¡Y esta no es una cuestión para nada trivial! La experiencia humana nos lleva rápidamente a llenar de contenido la definición usando el modelo genérico del poder y sus adornos, pero cuando hacemos zoom en el contenido de los 3 componentes del modelo, la realidad no tiene la obligación de conformarse con nuestra intuición, porque como decía el buen Carlos Marx en el Tomo III del capital "Si la forma de manifestación de las cosas y su esencia coincidieran inmediatamente, estaría de más toda ciencia".
Para ello veremos un ejemplo que probablemente saque ronchas.
¿El Frente Amplio (en Chile) apoyó la ley anti-barricadas?
El 25 de noviembre de 2019, diputados de derecha propusieron la moción expresada en el boletín 13090-25, el cual "Modifica el Código Penal para tipificar como delito la alteración de la paz pública mediante la ejecución de actos de violencia, y agrava las penas aplicables, en las circunstancias que indica", conocida como la "ley anti-barricadas", para los no chilenos, el 2019 fue el año del Estallido Social, que supuso una gran conmoción en el "orden público".
La cosa es que como opera la derecha fascista, se optó por responder a las demandas sociales con más represión, y lo peor, esta vez recibió el apoyo de parte de la "izquierda", generando esta ley que criminaliza y aumenta las penas aflictivas de la protesta social.
Entre parte de esa izquierda, se ha argumentado que el Frente Amplio (FA), una colación relativamente reciente, que agrupa varios partidos, también la apoyó, lo que ha despertado una furiosa y justificada crítica en su contra, revelando esta idea del modelo genérico, que ubica al FA entre los poderosos.
Recordar que el modelo genérico, define a "los poderosos" como actores homogéneos y unitarios, por lo que esta conducta del FA, coincidiría con cierta expectativa respecto de la posición que ocupan en la estructura sociopolítica asumida.
Ya, pero fuera del discurso ¿La historia es tan así? Pues, para nuestra fortuna, los datos de las votaciones están abiertos, así que ejecutaremos el siguiente script, que extraerá automáticamente los datos de la página, y los graficará. Ustedes pueden ejecutarlo, manipular los datos, o construir su script propio, todo sin necesidad de tener que creerme. Pueden convencerse ustedes de que lo mostrado a continuación es cierto.
Aunque antes haremos 2 supuestos "intuitivos" que no afectarán demasiado las conclusiones (lo que queda abierto a debate):
- Dado que votar en contra o abstención es virtualmente lo mismo, por simplicidad, solo contaremos la proporción de votos "a favor" de cierta indicación, por sobre el total de votos de cada partido o coalición, descontando del total los votos pareados (en general son muy pocos, y la página solo los muestra como pareados, sin reflejar la preferencia votada).
- La ley anti-barricadas se descompuso en una serie de artículos votados de manera independiente, un total de 18 de ellos (más el artículo de aprobación de legislar, son 19), pero no tengo idea como acceder al contenido de cada artículo (si alguien sabe, que me envíe el como, y actualizo la nota), así que asumiremos que cada artículo es horrendo y busca criminalizar la protesta, aunque problematizaremos este supuesto en función de la evidencia.
Con todo esto, empecemos a analizar. En la siguiente gráfica se aprecia un patrón general de votación de izquierda a derecha, donde la coalición de derecha Chile Vamos (ChV) presenta un apoyo generalizado a la moción; pero notar que existen instancias donde la tendencia incluso se invierte, como ocurre en el artículo id 32202 (rechazado), donde el apoyo del FA y el Partido Comunista (PC) fue mayoritario, y la derecha en general se abstuvo.
Alguno podría objetar que esto es más descriptivo, así que agrupé la tendencia de votación por partido usando k-medias, lo que se muestra en la siguiente gráfica (si no sabes lo que son las k-medias, y quieres entender bien la gráfica, ve este video, en nuestro caso, las similitudes están dadas por la aprobación a los artículos de la ley, así partidos con votación similar, son más parecidos entre sí, y forman un "cluster" o agrupación).
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Agradezco a @zentree por esta idea |
Aquí se puede apreciar que los partidos que conformaban entonces el FA (ver en el código) más el PC, se alinearon en una tendencia general por rechazar los artículos de la ley, aglomerándose en un solo cluster, el cual se mantiene aún si se aumentan los clusters de 3 a 4. Esto también muestra que la tendencia de la derecha (RN, UDI, EVOPOLI) fue bastante homogénea, y que partidos de "centro" (PDC, PRSD e Independientes), tendieron a votar más alineados con la derecha.
De esta forma tenemos evidencia para confiar en el argumento de que si bien el FA aprobó la opción de legislar, efectivamente votó mayoritariamente en contra de los artículos que criminalizaban la protesta, y apoyaron aquellos que penalizaban la destrucción del comercio local o viviendas.
Tomando estos antecedentes entonces ¿Cómo queda nuestro modelo genérico del poder? ¿No parece calzar no? O más bien, es insuficiente para los matices que se muestran en la evidencia, caso distinto si concurriéramos con la definición o marco más científico del poder.
No obstante, desde una mirada de abajo hacia arriba, existen instancias para apoyar una noción general de actor homogéneo, construida por ciertos casos acumulados en la memoria colectiva de un tiempo a esta parte, lo que se muestra en la siguiente tabla, la cual ilustra algunos de los escándalos en la arena política, y a los políticos de qué partidos ha involucrado (el detalle de los casos, involucrados, y las respectivas fuentes con las que se construyó esta matriz, en el repositorio de github).
¿Entonces podemos creer en el modelo genérico del poder? Bueno, pues aquí es donde entra la ciencia, y la evidencia, aunque escasa, ayudándonos a pensar esta relación de manera sistemática.
La evidencia
Estos temas se pueden conceptualizar (como lo han hecho autores como James Robinson o más recientemente Frank J. B. Stilwell) bajo la etiqueta de Economía Política de la Desigualdad: la interacción permanente entre desigualdad económica y política en el desarrollo histórico; es básicamente "the same old" lucha de clases, pero con un nombre más académico.
Como podrán advertir, no es un campo fácil de estudiar ¿Cómo se indaga en estas interacciones -las más de las veces secretas- entre dinero y política? Bueno, pues se han adoptado varias estrategias, mirando generalmente tendencias estadísticas. No obstante, para que estas tendencias puedan ser estudiadas, requieren de cierto nivel de transparencia en el Estado y la administración pública, por lo que la mayoría de estos estudios provienen de países desarrollados y democráticos, principalmente EEUU, y casi todas son de carácter cuantitativo, con pocas excepciones.
Hay varios estudios y libros que he ido compilando acá, aunque solo mencionaré algunos de ellos. Partamos con Pierson y Hacker y Page et al., ambos analizan la historia reciente de la agenda y formulación de las políticas distributivas (impuestos, seguridad social, protección laboral y sindicalización, etc) en EEUU, en función de las dinámicas de Lobby (algo bastante regulado y transparente en EEUU), tendencia en la concentración de la riqueza, y la inclusión de un elemento de análisis de discurso en el caso de Page et al. Ambos estudios muestran como los más ricos actúan de manera premeditada, y muchas veces "desde las sombras" (Page et al. le llaman "stealth politics") para influir generalmente en la modificación o abandono de determinadas políticas que les afectan, principalmente en materia de aumento de impuestos, esto por medio del financiamiento de partidos, candidatos específicos, o fundaciones y think-tanks los cuales son vehículos de sus preferencias. Ambos trabajos concluyen que tal influencia es exitosa para lo ricos.
En esa línea Bónica et al, presentan esta interesante gráfica, la cual muestra la tendencia de financiamiento general entre los más ricos de EEUU, a candidatos presidenciales según su alineación ideológica; las distribuciones de aportes muestran un fuerte sesgo favorable a candidatos Republicanos.
Si el financiamiento se inclina hacia pociones más conservadores, aumentan los incentivos de los candidatos a acercarse a tales posturas, lo que lleva a Bónica et al a argumentar que el sistema político de EEUU se ha hecho más receptivo a las posturas de los más ricos.En esa misma línea Krieger y Meierrieks, usando el índice Gini, y dimensiones del índice Fraser de Libertad Económica (que los autores reconocen, está ideológicamente sesgado, pero aún tiene una utilidad limitada), muestran evidencia de que en países más desiguales, existen más restricciones al comercio internacional y la libre empresa, lo que los lleva a alinearse con la tesis de una elite económica que influye en la política para proteger sus intereses económicos, a la luz del marco conceptual propuesto por Acemoglu y Robinson, y desde una perspectiva más austriaca por Randall Holocombe en su "Political Capitalism".
Así mismo Wade Cole, tomando también el índice Gini, y los índices de democracia del V-Dem y Polity IV, muestra evidencia general de que países más desiguales presentan menores niveles de igualdad política en general, y que efecto es sobre todo marcado en países más ricos y democráticos (aunque tengo algunas críticas metodológicas de este trabajo).
Por último, me gustaría mencionar un trabajo que remeció la escena de la economía política de la desigualdad, llamado "Affluence and Influence", desarrollado por el politólogo Martin Gilens, quién también ha colaborado con Benjamin Page, citado anteriormente.
Este trabajo, que fue replicado "exitosamente" (con comillas, porque que sus resultados sean ciertos, no es algo de lo que alegrarse mucho) muestra una tendencia extremadamente marcada: el sistema político de EEUU es fuertemente receptivo de las preferencias de los más ricos.
Para demostrarlo, Gilens recopiló y armonizó un montón de encuestas de opinión públicas en EEUU desde los '80, segmentando las preferencias de los más ricos y los más pobres, las cuales luego correlacionó con políticas implementadas dentro de 5 años consecutivos a la revelación de las preferencias.
El libro a la larga se hace repetitivo, pero es porque no importa como manipule los datos, no importa qué variables de control o transformaciones haga, una y otra vez se revela el mismo patrón en que las preferencias de políticas de los más ricos, tienden a traducirse en políticas públicas efectivas en mayor medida que las preferencias de los más pobres, evidenciando a estas alturas, que la relación es causal, ni siquiera correlacional.
Eso si, aporta 3 matices importantes sobre esta dinámica:
- Hay veces en que intereses se alinean entre clases, por lo que no hay mayor receptividad a preferencias de los más ricos
- Instituciones no gubernamentales de defensa de servicios públicos como salud o educación fortalecidas, pueden mediar de manera importante para prevenir la influencia de los más ricos
- Las preferencias de los sectores más ricos o de clase media, pueden tener preferencias más progresistas en cuestiones de género, igualdad de la mujer o derechos sexuales y reproductivos, por lo que la brecha de preferencias no señala necesariamente calidad moral
Entonces ¿En qué quedamos? ¿Son ciertas las teorías de la conspiración?
Con estos antecedentes, ciertas variantes del modelo genérico del poder no parecen tan descabelladas, algo de la "inteligencia colectiva" o de "sabiduría convencional", parece estar siendo capturada en este modelo, pero es importante notar que cosas se dicen y no en la evidencia.
¿Algún estudio enfatiza la presencia de sectas judeo-masónicas? No ¿Algún estudio señala la terrible influencia de George Soros, el grupo Bilderberg, la ONU, el Banco Mundial, etc, en la ejecución de las políticas? Tampoco. Como mucho si, se considera la influencia de los más ricos capturados por el índice Forbes.
Pero aún entonces, el relato de los autores es uno más complejo, en que un conjunto variado de actores tenedores de riquezas, logran organizarse o converger en un entorno que se lo permite en mayor o menor medida, para influir eficazmente en promedio, en ciertas áreas políticas, principalmente para disuadir/desviar, mantener, y rara vez, incluir elementos nuevos en la agenda.
No obstante, la relación no es del todo lineal, la evidencia muestra que la presencia de movimientos obreros y de izquierda fuertes, junto con altos niveles de participación electoral y política, tienden a mediar o menguar el efecto de los más ricos, lo que se ha llamado "Teoría del Poder-Recurso". Esto por supuesto, ha implicado que los más ricos han apostado por políticas que tiendan a debilitar estas instancias, como ocurrió en el contexto de los ciclos de reformas neoliberales durante el gobierno de Reagan, Thacher y en el cono sur de Latinoamérica entre el periodo '70-'90 (todas estas cosas están mencionadas en los textos más arriba, pero me da paja volver a linkearlas, si no lo encuentran, me lo señalan y pondré referencias más específicas).
Si alguna conclusión podemos sacar de la evidencia, es que las nociones marxistas respecto a la relación política entre clases, son absolutamente correctas, y solo fanáticos liberales serían capaces de negarlo a estas alturas.
Esto también nos dice, que si pudiéramos apostar prediciendo las causas de "injusticias" con cierta variante de contenido marxista del modelo genérico del poder, en promedio, ganaríamos dinero.
¿Pero no es esta una forma un poco rara de andar analizando la realidad social? Por lo demás, el modelo genérico peca de su falta de sustancia, en tanto sirve para cualquier cosa, pero si miramos como han procedido los cientistas sociales, ninguno asume este modelo, sino que analizan una relación compleja entre riqueza y poder (en la lógica weberiana de poder), donde se encuentran tendencias estadísticas, a la luz de procesos socio-históricos.
Por ejemplo, si usáramos el modelo genérico para explicar la conducta del FA, claramente estaríamos equivocados, ya que la realidad fue mucho más matizada, y favorable a los argumentos dados por los representantes de la coalición; en efecto, estaban diciendo la verdad, no importa que tanto desagrade esa conclusión.
La invitación es entonces, cuando se trata de poder, proceder con la definición y aproximación científica, cuál es el contenido conceptual de los actores y la relación estudiada, su contexto, notar cuando estamos haciendo supuestos sobre los actores y cuáles son, si son susceptibles de conversar con evidencia alguna, cómo la recogemos y sistematizamos, y qué conclusión o actualización podemos obtener luego de ese ejercicio. Notar como esta práctica, dista mucho del ejercicio del "teórico de la conspiración" descrito más arriba, que pese a ser sus intenciones loables, y en cierto sentido, revelar algo de "pensamiento crítico", son en gran medida, o en comparación al proceder científico, una tremenda expresión de mediocridad intelectual.
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